Spaiderman era un muchacho de lo más normal hasta que un día en la feria de Albacete, se puso a beber mojitos a lo pavo, sin saber que era alérgico a la hierba buena y la lio parda.
Al día siguiente, aparte de una resaca del 15, empezó a notar cosas raras en su cuerpo. Podía trepar por las paredes, colarse en la casa del vecino, oía superbien, como si le hubieran puesto un sonotone en cada oreja… en fin, que después de esa feria ya nunca volvió a ser aquel muchachico normal y corriente que todos conocían.
Como además se había puesto cachas, pero se le había quedao también un color de cara algo raruno, se fabricó un traje ajustado y con capucha. También puede tirar unas telarañas con olor a queso de cabrales que tirá para atrás, por lo que no hay malhechor que se le resita.
Broche de fieltro cosido a mano con cierre de seguridad.
10 euros/unidad